Cómo ser mujer, de Caitlin Moran.

"Creía que todos mis esfuerzos tenían que centrarse en ser fabulosa, más que en hacer cosas fabulosas" (p. 339)

"Las princesas nunca van en pandilla. No tienen colegas. Jamás quedan con amigos." (p. 344)

Cómo ser mujer recoge una de las consignas de Beauvoir, a saber: "no se nace mujer, se llega a serlo". Partiendo de ahí, la autora hace un recorrido por su adolescencia (le asiste su diario de entonces) a la par que ofrece una visión, en clave irónica -incluso mordaz, en ocasiones- sobre cómo, a través de qué tiranías, se construye el ser mujer.

"Pero que las mujeres vivan con miedo a envejecer, y utilicen trucos caseros  y dolorosos para ocultárselo al mundo no dice nada bueno de nosotros como seres humanos." (p. 336)

Si entramos en el tema feminismo, podemos decir con toda tranquilidad que es un alegato en clave menor, dado que la autora no parece muy documentada sobre el asunto. Tampoco lo necesita -haría bien en profundizar, eso sí - para dar un enfoque feminista a temas de fondo. Y eso es lo que hace.

Lo destacable de esta lectura reside en el verbo. Una voz -que además parece tener mucho tirón- se suma, se hace hueco, llegando quizás a sectores a los que el mundo académico no llega.  Cuestiones obvias las que se abordan, sí, pero que no por ello hay que dejar de mencionar.

"Estábamos tan ocupadas frotando y frotando que no pudimos hacer campaña a favor del voto femenino hasta que aparecieron las primeras lavadoras." (p. 28)

Caitlin Moran pisa terrenos interesantes -aunque, como decimos, sin profundizar, cosa que hubiera enriquecido mucho más la lectura- como los que siguen: cómo aprendemos que la menstruación es algo sucio, que hay que silenciar, esconder (y no ha variado mucho el asunto. En este punto, recomiendo El tesoro de Lilith); el hecho -preocupante- de que la educación sexual de los y las jóvenes deviene de la pornografía (muchas veces me he preguntado cómo sería nuestra sexualidad si nunca hubiéramos consumido pornografía); y, en general, aborda todas las tiranías por las que se supone que tenemos que pasar las mujeres para ser mujeres: la tiranía de las modas, la tiranía del pelo, el rasurado del vello púbico (una moda que adoptan algunas mujeres sin hacer una reflexión de por qué le damos a una vulva adulta el aspecto de una vulva infantil. Y ahí queda), la dificultad para llamar al pubis y a la vulva por su nombre (el brazo es un brazo, obviamente, las piernas, también, a cualquier parte del cuerpo se le llama por su nombre, salvo las que aluden a los aparatos sexuales. Habrá un motivo) y, por extensión, esa búsqueda absurda de nombres estúpidos que lo que están nombrando es, simplemente, la represión.

"Estar tirada en una hamaca, peinando delicadamente con los dedos tu coño peludo mientras miras al cielo, es uno de los grandes placeres de la edad adulta." (p. 61)

Más terrenos para transitar: la sempiterna misiva de las bodas, <<¡EL MEJOR DÍA DE TU VIDA!>>. ¡Tanto énfasis! Como si, a partir de ahí, se acabaran los días buenos. Es para, como mínimo, desconfiar del eslogan pues es, en sí mismo, disuasorio (diríase que en la letra pequeña del contrato se lee -nadie lo lee, ya, ahí el problema-: el mejor día, no tendrás más, aprovéchalo). Pero así es el patriarcado. Nos engatusa con prebendas que, si lo miramos con detenimiento, son parte de los barrotes de la celda. En cualquier caso, el proceso de adquisición inconsciente es laborioso y largo, y el de desintoxicación también. Transita la autora también por la discriminación que sienten las personas gordas en la sociedad (gordofobia), sobre los condicionantes de género en nuestra sociedad, sobre las mujeres y el amor.

Luego, por contra, cae en otras cuestiones: por ejemplo, no utilizar un lenguaje inclusivo; dar por sentado, hablando de una de sus hijas, que le gustarán los chicos (<<Y cuando llegue a la adolescencia y se vuelva loca por los chicos...>>).

Se adentra también en el tema de la violencia obstetricia, aunque no lo hace desde esta expresión. Relata su propia vivencia, con serenidad, pero también nombrando el dolor físico y psíquico que le supuso.

"Una comadrona sueca con cara amargada me examina mientras lloro sentada en la cama.
<<Esto es lo que ocurre a menudo con las mamás que quieren dar a luz en casa>>, dice, con cierta satisfacción" 
<<Acaban teniendo que venir al hospital para que les rajemos la tripa.>>" (p. 252)

Desmitifica la maternidad en sí misma. La menciona como lo que es, un acto de gran responsabilidad, con sus momentos agradables y, a la vez, con un coste emocional  cada vez mayor en una sociedad individualizada, en una sociedad en la que ser madre no tiene ningún valor real -más allá de ese ideal romántico que pueblan revistas y publicidad en general-.  La realidad nos dice lo contrario. La maternidad es motivo de discriminación (laboral, por ejemplo). Y, ya que estamos con el tema, ampliamos: en las entrevistas laborales, a las mujeres se les pregunta: ¿tiene usted intención de ser madre? ¿Piensa formar una familia? (a los hombres no se lo preguntan. Se presupone que un hombre siempre tendrá una mujer que le cuide la prole, en caso de tenerla). Este fenómeno -que podemos llamar paranormal, por muchos motivos- cobra especial virulencia cuando ya eres madre: y, si el niño enferma, ¿eso condicionará su asistencia al trabajo? ¿Con quién dejará a la criatura?

"De veras, todos los símiles que se me ocurren para los primeros años de maternidad tienen que ver con el pugilismo, la batalla y el coraje." (p. 260)

"La razón pro la que no se pregunta a los hombres cuándo van a tener hijos es, por supuesto, porque los hombres pueden seguir más o menos con su vida de siempre una vez que han tenido un bebé. Así sigue funcionando el mundo."

A destacar, en particular, dos cuestiones: una, el apartado que dedica al aborto, con un argumento que resulta más que suficiente.

"Sólo tras nueve meses de embarazo, un parto, alimentar al bebé, cuidarlo, tenerlo en brazos hasta las tres de la mañana, levantarse con él a las seis, extasiarte de amor y al mismo tiempo anegarte en llanto, entiendes realmente lo importante que es para un niño ser deseado. Cómo la maternidad es un juego en el que debes participar con toda la energía, buena disposición y felicidad posible." (p. 313)

"(...) porque sabía que hacerlo de nuevo -comprometer mi vida con otra persona- forzaría al límite, casi con seguridad, mis facultades y la idea de quién soy y quién quiero ser, y lo que quiero y necesito hacer. La idea de que, en una época anterior, o en otro país, podría no haber tenido elección sobre esto, me parece una barbaridad psíquica y emocional. 
Como escribe Germaine Greer en La mujer completa, <<convertirse en madre sin quererlo es vivir como una esclava o como un animal doméstico.>>" (p. 314)

Dos, cómo enfoca su visión sobre la muerte. Una cuestión fundamental, pendiente en nuestra sociedad: cómo nos enfocamos de cara a aceptar la muerte y, por consiguiente, dotar de sentido la vida, de un sentido, además, comunitario.

"La consciencia de la muerte te hace mejor persona: "Sólo cuando la mayoría de los habitantes de este planeta estén convencidos de que se están muriendo, cada minuto que pasa, empezaremos a comportarnos como seres conscientes, racionales y compasivos." (p. 331)

Hay, además, una pregunta que hace la autora que se planteó en tertulia: ¿qué hace a los hombres deseables para las mujeres? ¿Qué opinas tú?

"(...) vivimos en una época en la que realmente lo que hace a un hombre <<alfa>> es evitar peleas [...], ser divertido [...]."

En definitiva, al abordar todos los condicionantes de género mencionados, y otros, de lo que está hablándonos es del origen de la desigualdad.

"Pero como es natural, las personas que han estado psicológicamente machacadas no empiezan a hacer cosas gloriosas, seguras, ostentosas nada más ser liberadas. En vez de eso, se quedan pensando: <<¿Qué coño ha pasado?>>, intentando entender por qué ocurrió, intentando -a menudo- dilucidar si fueron ellas las culpables.
Tienen que averiguar cuál es su relación con el antiguo agresor, e idear nuevas estructuras de mando, si es que deciden tenerlas." (p. 292)


Isabel Rojas Hernández.

  • Caitlin Moran (Brighton, 1975)

Caitlin Moran

Columnista y crítica de televisión en The Times, en 2010 recibió el Premio de la Prensa Británica a la mejor columnista del año, y en 2011 a la mejora crítica y entrevistadora.

Escribió su primera novela, The Chronicles of Narmo a los quince años.

Cómo ser mujer es su segundo libro y "fue galardonado como libro del año en los Galaxy National Book Awards, y ha vendido en poco tiempo más de 40.000 ejemplares. Pero para récord, los más de 300.000 [personas seguidoras] que Caitlin Moran tiene en Twitter."

[Fuente: anagrama; compartelibros]

Zapatos Rojos contra la violencia de genero.

A esta orilla nos hacemos eco de la culminación, el pasado domingo 25 de octubre, de la Exposición Performance denominada Zapatos Rojos e inspirada en el proyecto artístico de Elina Chauvet.


Organizada por el Foro de Violencia de Género de Tenerife, ha sido expuesta en La Laguna, La Orotava, El Médano y, finalmente, en Santa Cruz de Tenerife, con la implicación de asociaciones y personas en general. 



Cada par de zapatos representa a una mujer asesinada por la violencia machista, a manos de su pareja o ex-pareja. Cada par de zapatos es una llamada de atención a la sociedad en su conjunto, a la falta de legislación y recursos eficientes. Es un Basta Ya


Esta última exposición de Zapatos Rojos ha estado marcada por tres asesinatos machistas más: el de Iris, en Santa Cruz de Tenerife, y el de dos mujeres en Málaga y Pontevedra





A esta última exposición siguió un acto organizado por la Asociación de Hombres por la Igualdad de Género de Canarias (AHIGE), bajo el lema "El silencio nos hace cómplices", que consistió en una acción simbólica y emotiva, en memoria de las mujeres -también de los niños y las niñas- asesinadas por violencia machista, finalizando con la lectura de un manifiesto -del que extraemos unos fragmentos- y un minuto de silencio. 

"Hoy estamos aquí reunidos para pronunciarnos públicamente a favor de la igualdad y contra la violencia que muchos hombres ejercen sobre las mujeres. La violencia de género es una escandalosa realidad que cada día se extiende más y afecta a toda la sociedad."

"Los hombres no están aceptando el cambio y la libertad de las mujeres. Los agresores no son mayoría, ni mucho menos, pero, ¿y el resto? ¿Dónde estamos y qué hacemos el resto de los hombres?"

"Hacemos, desde aquí, una petición a todos los hombres: no miréis a otro lado, no sigáis tolerando en vuestro entorno ninguna situación de violencia, sexismo o discriminación hacia las mujeres. Es nuestra responsabilidad actuar allí donde se dé o se prepare el horror. Denunciad aquellos casos que conozcáis y apoyad, sin ninguna duda, a las víctimas; necesitarán de nuestra solidaridad." 


Como material de reflexión he recopilado lo siguiente: 
  • Ángela Martín, portavoz del Foro contra la Violencia de Género de Tenerife afirma que al educación es una baza fundamental para acabar con esta lacra que sufrimos: <<La prevención empieza por la educación.>>. También, la fiabilidad del protocolo de actuación.
  • Lectura del Manifiesto del F. contra la Violencia de Género de Tenerife, por el asesinato machista de Iris. 
Es necesario visibilizar nuestro rechazo hacia la violencia, hacia todo tipo de violencia y, en este caso, hacia la violencia machista específicamente. Porque no estamos al margen de lo que sucede tampoco fuera de las páginas de un libro. No lo estamos y no lo estaremos. Porque, a veces, desearíamos que ciertas realidades fueran pura ficción y, por tanto, más soportables. Pero no, son reales, y las sufrimos. Por consiguiente, las denunciamos.  


Isabel Rojas Hernández.

Calidoscopio literario. Calidoscopio de emociones.

Escuchar. Aprender a ver. Encontrar una voz. Escribir. "Aprender graba en nosotros los recuerdos. En la niñez, el aprendizaje ...