De nuevo el amor, Doris Lessing.

"Ella devolvió la mirada, irónica. Este intercambio era bálsamo y mantequilla sobre heridas abiertas." (p. 194)

Sarah Durham, afamada directora de teatro, de sesenta y seis años, descubre, en un mercado callejero, las memorias  de Julie Vairon, mujer mestiza de La Martinica, que puso fin a su vida. Ésta, "famosa en otro tiempo por su belleza", causa impresión en Sara, hasta el punto de revivirla en una obra de teatro. Luego, el personaje de Julie causará igual fascinación en cada actor, en cada actriz, que forma parte del elenco elegido para representar la obra.
"Leyó la versión inglesa de los diarios, le pareció poco satisfactoria, pidió la versión francesa en París y se encontró cautivada por Julie hasta el extremo de ponerse a escribir la primera versión de una obra de teatro (...)." (p. 50)

Julie Vairon es, pues, el personaje a propósito del que gira toda la novela, a modo de representación del amor o de la vida amorosa, apasionada, de una mujer que se presenta en la novela como libre e incomprendida en su libertad.
"Eligió vivir sola, pintar y dibujar y componer su música y, cada noche de su vida, escribir un comentario al respecto." (p. 57)
 “No puedo soportar esta no vida, no puedo soportar este desierto.” (p. 24)
De nuevo el amor es, más que la búsqueda o encuentro del amor, un juego de seducciones. Incursiones en la imaginación sobre un deseo real de amar y ser amada, un juego de miradas, sexualidades abiertas, intensas, anhelantes, que no se concretan sino que pululan en el imaginario del deseo.
 “En primer lugar, se miraron a los ojos durante un largo tiempo, desafiando el futuro. Luego Paul bajó su mano desde el hombro de Julie hasta sus nalgas. Más bien, Bill bajo su mano del hombro de Molly a sus nalgas. Pero este rápido movimiento no fue en absoluto impersonal y profesional, sino íntimo y sexual, con cierta brutalidad implícita. Esta sugestiva y deslizante caricia era calculada. Sarah vio cómo le mandaba a ella una rápida mirada para comprobar si ella había mirado, había visto, se había sentido afectada.” (p. 129)
De nuevo el amor bien podría ser también un alegato sobre la capacidad de las mujeres de ‘cierta edad’-como menciona la autora- de amar y la necesidad de ser amadas, de disfrutar del sexo y del juego del erotismo. La edad avanza, pero no se estancan las sensaciones ni la necesidad de amar, tampoco una sexualidad que busca expresarse. En esa misma línea, se percibe una mirada agria, crítica, sobre una sociedad juvenil hasta el extremo en la que la vejez es sinónimo de inutilidad, de ‘estar fuera’, una etapa en la que el aspecto erótico sexual de la vejez no existe, simplemente, mucho menos en la mujer. En tal sentido, pudiera ser una novela con tintes autobiográficos, puesto que Doris Lessing la escribió con ochenta años.
 “Y pudo dormir. La despertaron besos fantasmales de una dulzura tal que eran como la música de Julie, pero, sorprendentemente, los sonidos que susurraban en su cabeza no eran música de <<trovador>>, como blues o como fados, sino la música tardía, fría, transparente, una llamada a alguna otra parte. Quizás el paraíso que soñamos cuando estamos enamorados es aquel del que fuimos expulsados, donde todos los abrazos son inocentes.” (p. 249)


Isabel Rojas. 
  • La autora*.


Doris Lessing (Kermanshah, Irán, 1919-Londres, 2013). Escritora inglesa. 

"Nacida en Irán, donde su padre era capitán del ejército británico, en 1924 se estableció con su familia en Rhodesia del Sur (hoy Zimbabwe). Los primeros treinta años de su vida transcurrieron en Rhodesia. Allí la pequeña Doris vivió una infancia problemática, condicionada por el paisaje africano y la frustración de unos padres (sobre todo su madre) que no consiguieron realizar sus sueños.
Se educó en varias escuelas de Salisbury (Harare), pero abandonó los estudios a los catorce años (...)."

"El contacto con África y el profundo amor que sintió por esta tierra constituyó la materia narrativa de algunas de sus novelas; el tema de emancipación de la mujer abunda también en su obra de ficción. En 1950 ya había publicado Canta la hierba, una novela que tuvo buena acogida acerca de la vida en África, a través de la cual se opone a la política racial en años en los que el tema no era bien recibido en Inglaterra."

Autora de más de cincuenta novelas, durante su carrera, Lessing fue galardonada con numerosos premios, entre ellos el Nobel de Literatura, en el 2007, el Príncipe de Asturias (2001) o el XI Premio Internacional Cataluña(1999). 


Doris Lessing
Además de demostrar ser "una notable autora de narraciones breves (como en el volumen de Cuentos africanos, de 1951), Lessing también incursionó en el terreno de la fantasía como ángulo de observación de la condición humana, un género definido como 'space or cosmic fiction'." 

"Pero probablemente sea El cuaderno dorado (1962) la novela que más fama haya otorgado a Doris Lessing."


"La obra ha sido considerada como la Biblia del feminismo y un clásico de la literatura de esa tendencia por su exploración de la identidad de la mujer y por abortar la crisis emocional y artística de la protagonista. Sin embargo, la propia autora señaló que su propósito no era político, sino literario: "cuando se es una escritora perteneciente a la tradición inglesa, una debe ser consciente y sentirse agradecida de un patrimonio que significa no tener que luchar como mujer para ser publicada y valorada. En Inglaterra las mujeres se han ganado la vida como escritoras desde hace siglos y, a veces, protestando con energía contra su destino. Mi agradecida conciencia de este patrimonio es la razón por la que suscribo la máxima de Virginia Woolf, según la cual las escritoras serán libres cuando, sentadas a escribir, no piensen si escriben o no como mujeres".

"En la década de 1990 presentó dos volúmenes de memorias. El primero, Dentro de mí (1994), ocupa la época que van desde su nacimiento a su partida hacia Londres, tras sus veinticinco años desafortunados en la antigua colonia inglesa de Rodesia del Sur (Zimbabwe). Un paseo por la sombra (1997), segundo volumen de su autobiografía, empieza cuando la todavía aspirante a escritora contempla los muelles de Londres con su hijo Peter de la mano y el manuscrito de su primera novela, Canta la hierba, en la maleta. Concluye en 1962, año en que vio la luz el libro con el que casi siempre se al asocia: El cuaderno dorado. 
El tercer volumen nunca llegó a ser publicado porque, tal y como afirmó Doris Lessing, para escribirlo hubiera tenido que traicionar la confianza de muchos amigos que aún vivían y pasaban entonces por serias dificultades; no descartaba hacerlo en forma de relato ficticio, pero tampoco fue el caso."


*Pueden consultar la fuente, a la vez que ampliar la biografía, en la Web de Biografías y Vidas


Querido Diego, te abraza Quiela, Elena Poniatowska.

"En el estudio todo ha quedado igual, querido Diego, tus pinceles se yerguen en el vaso, muy limpios, como a ti te gusta. Atesoro hasta el más mínimo papel en que has trazado una línea." (p. 9)

En Querido Diego, te abraza Quiela encontramos la correspondencia novelada entre Angelina Beloff y Diego Rivera-primera esposa de éste, quien la apodaba 'Quiela'-. En el Encuentro con Enrique Redel, editor de Impedimenta, hemos podido acceder a datos más que jugosos sobre este libro, a saber: en 1970, la autora, Elena Poniatowska, recibe el encargo de prologar la biografía de Lupe Martín, que era considerada la primera mujer de Rivera. Mientras recababa información para acometer dicho encargo, da con "La fabulosa vida de Diego Rivera", de  Bertram Wolf, y es ahí donde descubre a Angelina Beloff, quedando fascinada por ella. A raíz de este descubrimiento, Elena Poniatowska escribe "Querido Diego, te abraza Quiela".

¿Con qué propósito? se barajan varios, o todos: poner en 'evidencia' a Diego Rivera -las cartas muestran a un ser despótico, frío, indiferente e incluso con actitudes violentas-, visibilizar a Angelina Beloff -prácticamente desconocida- o a modo de denuncia, pero, ¿denuncia de qué exactamente? pues entendemos que de la subordinación consentida de la mujer a favor del hombre y en detrimento de sí misma -y de la sociedad, porque finalmente son mujeres muy valiosas que no desarrollan su potencial en toda su extensión y, por tanto, privan de esa expansión de su talento al mundo-. De ejemplos de dicha subordinación está llena la historia, en todos los campos. Del análisis sobre los motivos de dicha subordinación existen diversas obras de 'obligada' lectura, como por ejemplo "Un cuarto propio", de Virginia Woolf (por supuesto, hay muchas más que, además, pueden señalar en el apartado de mensajes a este post).
" (...) sé que tú eres ya un gran pintor y llegarás a serlo extraordinario, y yo tengo la absoluta conciencia de que no llegaré mucho más lejos de lo que soy." (p. 30)
Pero, ¿qué sabemos de Angelina Beloff? pues sabemos que se inscribió en los Cursos de Estudios Superiores para Mujeres de la Universidad para estudiar medicina pediátrica, a la vez que cursaba estudios nocturnos en una academia de pintura. La pintura era su verdadera vocación, aspecto que se recoge en estas cartas noveladas.
"Comía pensando en cómo lograr las sombras del rostro que acababa de dejar, cenaba a toda velocidad recordando el cuadro en el caballete, cuando había ensayos de encáustica pensaba en el momento en que volvería a abrir la puerta del taller y su familiar y persistente olor a espliego."(p. 42)

"(...) porque yo no vivía sino en función de la pintura; todo lo veía como un dibujo en prospecto, el vuelo de una falda sobre la acera, las rugosas manos de un obrero comiendo cerca de mí, el pan, la botella de vino, los reflejos cobrizos de una cabellera de mujer, las hojas, los ramajes del primer árbol. Yo nunca me detuve a ver un niño en la calle (por ejemplo) por el niño en sí. Lo veía ya como el trazo sobre el papel (...)" (p. 47)
También sabemos que ingresó en la prestigiosa Academia de Bellas Artes de San Petersburgo en 1904. Luego, en 1909, continuó con sus estudios en París (Academia de Humanidades Matisse) y, posteriormente, en la Academia de Anglada Camarasa. De forma simultánea, estudia grabado en madera y en metal*.

¿Puede una mujer con tal iniciativa y talento ser presa de tamaña dependencia afectiva y emocional? Inmersa en este interrogante, un malestar se va fraguando a través de la lectura de esta obra, malestar que es un enfado declarado en toda su intensidad al llegar a la última de sus páginas.

En medio de la lectura de este relato de dependencia desoladora me he visto retrotraída a la metáfora del espejo a la que aludía Virginia Woolf: "reflejar una silueta del hombre al doble de tamaño" (Un cuarto propio, 1929). Además, he vuelto a poner en el torno la idea de cómo nos empequeñecemos, cómo nos cuesta ver a tamaño real nuestro talento, talento que hemos aprendido a poner en duda desde que nacemos, especialmente si nos salimos del 'molde' establecido; un ejercicio de subestimación, incluso sutil, en pequeños detalles.

Encuentro con Enrique Redel, editor de Impedimenta, 
en torno a la obra que nos ocupa, 
en la Librería de Mujeres de Canarias.

Por otra parte, Elena Poniatovska da un soplo de claridad y fuerza a Angelina en un momento determinado de las cartas, cuando pone en la pluma de aquella estas palabras:
"No tengo en qué ocuparme, no me salen los grabados, hoy no quiero ser dulce, tranquila, decente, sumisa, comprensiva, resignada, las cualidades que siempre ponderan los amigos. Tampoco quiero ser maternal; Diego no es un niño grande, Diego solo es un hombre que no escribe porque no me quiere y me ha olvidado por completo." 
Al momento, deja patente su contradicción. Pero ya está hecho, ha colocado un punto de inflexión en ese discurso sumiso y la contradicción contribuye a ponerlo de relieve. Es un breve respiro para quien lee, hay ahí una mirada consciente y voluntaria.
" Las últimas palabras están trazadas con violencia, casi rompen el papel y lloro ante la puerilidad de mi desahogo. ¿Cuándo lo escribí? ¿Ayer? ¿Antier? ¿Anoche? ¿Hace cuatro noches? No lo sé, no lo recuerdo. Pero ahora, Diego, al ver mi desvarío te lo pregunto y es posiblemente la pregunta más grave que he hecho en mi vida: ¿Ya no me quieres, Diego? Me gustaría que me lo dijeras con toda franqueza."( p. 52)
Impedimenta rescata estas cartas noveladas con una cuidada edición -sello distintivo de la editorial-, dando a conocer al gran público a Angelina Beloff -desconocida por todas las personas que participamos en el Encuentro- a la vez que reabriendo un espacio de reflexión. Este amor de Quiela, ¿es amor o sumisión? ¿Amor y dependencia pueden ser sinónimos? Más que un amor sano, lo que vivía Angelina Beloff era un tormento afectivo y un desgaste de su energía vital.

Otra cuestión para la reflexión: la admiración, ¿forma parte del amor? ¿Es necesariamente sumisa la admiración?

Con una visión pedagógica, haciendo una recomendación expresa a los/as docentes, esta lectura sería más que conveniente para proponer al alumnado; con la consiguiente y necesaria reflexión, claro, para que no quede el mensaje en el vacío. 

La maravillosa a la vez que simbólica portada es obra de Christopher Richard Wynne Nevinson, paisajista, grabador y litógrafo británico,  y lleva por título "Un estudio en Montparnasse" (1926). Simbólica en cuanto al contenido del libro: una cortina abierta que desvela la intimidad de un salón, una ventana abierta al mundo o a quien desee observar, doble observación de ventanas. El cuerpo desnudo de la mujer en esa doble observación de las ventanas. Un mostrar deliberado, la desnudez como símbolo de vulnerabilidad pero también de auto-afirmación (aquí estoy, sin ambages). La cabeza inclinada de la mujer, como símbolo de mirada interior. Ventana que se duplica- añadía María Elena- en el cuadro situado delante del sofá. En definitiva, una portada exquisitamente escogida.  Una lectura necesaria. 


*Fuente en la que pueden ampliar la biografía de Angelina B.: Mujeres en el arte.


Isabel Rojas Hernández.
                                                                                                                                            
  • La autora*.
"Elena Poniatowska nació en París en1932. Hija del príncipe Jean Evremont Poniatowski Sperry y de Paula Amor de Ferreira Iturbe, es heredera del título de princesa de Polonia por ser descendiente del rey Estanislao II, último monarca del país. En 1941 llegó a México con su madre huyendo de la segunda guerra mundial." 

"Elena Poniatowska fue enviada a Estados Unidos a estudiar. De nuevo en México, pronto decidió dedicarse al periodismo. Así, en 1953 empezó a trabajar en el diario Excélsior, escribiendo crónicas sociales, y el año siguiente comenzaría su colaboración en el periódico Novedades. 

"Autora de más de cuarenta obras, entre las constantes de su narrativa encontramos la presencia de la mujer y su visión del mundo, la Ciudad de México, los conflictos sociales, la importancia de los derechos humanos, las heroicidades y miserias de la vida cotidiana, la búsqueda de la justicia y la literatura.

Entre los numerosos premios recibidos, destacan el Mazatlán de Literatura (1971); el Nacional de Periodismo de México (1978); el Alfaguara de Novela con la novela La piel del cielo (2001); el Rómulo Gallegos con El tren pasa primero, que tiene como protagonista a un líder sindical ferroviario (2007) y el Biblioteca Breve por su obra Leonora, sobre la vida de la pintora Leonora Carington (2011)." 

En el 2013 recibió el Premio Cervantes 2013



Angelina Beloff y su hijo
Diego Miguel Ángel Rivera Beloff, 1917,
 imagen de autoría desconocida,
incluida en el catálogo Trazos de una vida.


Angelina Beloff.














Exposición de Angelina Beloff. 
Museo Mural Diego Ribera.



Ilustraciones de Angelina Beloff.




Una de las facetas menos conocidas de Angelina Beloff 
es la de titiritera.
Su marioneta: el personaje "Pastillita"

Calidoscopio literario. Calidoscopio de emociones.

Escuchar. Aprender a ver. Encontrar una voz. Escribir. "Aprender graba en nosotros los recuerdos. En la niñez, el aprendizaje ...