Correo femenino, de Clarice Lispector.

"(...) la belleza femenina está de cierta forma ligada a tu felicidad porque está ligada a la admiración masculina y a la atracción sobre el hombre amado" (p. 86)



“Correo femenino” o ‘antifemenino’ o ‘cómo ser infeliz sin morir en el intento’, como nombre más definitorio a lo que en estas páginas encontramos, es una compilación de los textos que Clarice Lispector escribía para diversos periódicos y revistas, a modo de columna femenina, en el periodo comprendido entre 1940-1960. 

Esta obra, dividida en cinco partes, a saber: un retrato de mujer, saber vivir hoy en día, retoques al destino, clases de seducción y entre mujeres,  estos textos abordan consejos y recetas, básicamente, de índole variada: desde consejos de belleza, recetas para el hogar, cómo saber estar 'en sociedad', remedios contra el asma o alguna otra afectación de la salud hasta temas relativos a la educación de los hijos e hijas e incluso el origen de algunas costumbres o cosas. La continuación de esta obra, titulada "Sólo para mujeres", va en la misma línea. Para elaborar estos textos, Lispector, según parece, llevaba a cabo una labor de consulta e investigación.

En los textos reunidos en "Correo femenino", Clarice Lispector escribe para una mujer de clase alta, con la búsqueda de la belleza como imperativo, por y para el hombre, abanderada de una constante búsqueda de esa quimera -que aún  hoy nos venden- como es la eterna juventud. Una mujer que debe ser enemiga acérrima, por tanto, de la arruga  y, en general, aborda la autora un sinnúmero de cuestiones estéticas y banales que –hoy lo sabemos- contribuyen a la infelicidad. Todo ello hace que la mayoría de estas 'recetas' sean , todo hay que decirlo, indigeribles para conciencias comprometidas con el despertar a la realidad y para estómagos sensibles a las cadenas largamente impuestas-hasta hoy llega su extensión- a la mujer, en todas sus 'variedades'.

‘Las hijas de Eva’, como se refiere al sexo femenino en algunos pasajes, son las grandes   'conquistadoras' -del hombre- y, en esa conquista, hallan su realización y objetivo vital. 

Por otra parte, si bien es cierto que no se limita a reproducir lo que le viene dado socialmente sino que ahonda y contribuye a esa reproducción del estereotipo femenino, básicamente, aunque también del masculino -claro, porque ambos se 'retroalimentan'-, se aprecian ciertas oscilaciones a la conciencia hacia  el papel desigual de la mujer con respecto al hombre, pero muy muy tibias, teniendo en cuenta que coincidió en tiempo con Simone de Beauvoir -recordemos que ésta publica "El segundo sexo" en 1949-. 

En suma, su pluma, por necesidad o por convicción, se dirige a una mujer esclava de sí misma, a una marioneta cuyos hilos no le pertenecen bajo el lema falaz de 'sé tú misma' y  las consabidas 'armas de mujer' a las que la autora alude y en las que se recrea son, finalmente, más que armas contra el mundo, más que un símbolo de 'poder', son un aparataje de alienación, un autoasesinato.   Ese imperativo, 'se tu misma' se convierte, por tanto, en una trampa mortal para la libertad de la mujer -y, en general, para cualquier persona cuya pauta de vida sea existir para moldearse a lo que se supone gusta a otros/as-. 

Aún con todo, la cuestión no se queda ahí, sino que nos lleva a pensar en otra aspecto a tener en cuenta, a saber: si estos textos fueran escritos hoy, ¿qué repercusión tendrían? ¿Cómo serían acogidos? Entonces, lo que se hace inconcebible es su actualidad. 

Acordamos volver a Lispector y, como ven, no hemos demorado este segundo acercamiento en nuestra tertulia, si bien es cierto que dicho acercamiento nos ha hecho replegar las alas para quedarnos con lo que parece ser lo mejor de su trayectoria, a saber: ‘Cuentos reunidos’, sin duda excelentes. 

 Isabel Rojas.

  •  Música para esta travesía: fantasía en fa menor de Chopin Op 49. Valentina Lisitsa. 
         https://www.youtube.com/watch?v=5s2mtaQZQn0











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